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Shinzo Abe buscó reactivar la economía de Japón de la mano de Mario Bros

Vestido como el ícono japonés Super Mario, Abe apareció durante la ceremonia de clausura de los Juegos de Río 2016, para presentar a Tokio como la siguiente ciudad anfitriona.

Momentos antes de recibir un disparo mortal por la espalda este viernes, el exprimer ministro japonés Shinzo Abe estaba haciendo lo que había hecho durante décadas: acercarse a la multitud. 

Como es típico en Japón, donde los delitos violentos son raros y las armas escasean, la seguridad parecía escasa el viernes por la mañana cuando Abe habló en una intersección frente a la estación Yamato-Saidaiji en la ciudad de Nara.

Vestido con una chaqueta oscura a pesar del calor del verano, Abe llamó a la multitud, muchos de ellos mayores, a reelegir a Kei Sato, candidato en las elecciones a la cámara alta del próximo domingo.

Detrás de él, un hombre con gafas y pantalones cargo beige, abrió fuego con un arma casera que parecía estar envuelta con cinta aislante negra y una nube de humo blanco voló hacia Abe y la multitud.

Horas después de confirmarse la muerte del exfuncionario, algunos japoneses acudieron al lugar a rendir tributo a Abe, el primer ministro con más años en el cargo de Japón, que buscó sacar a la economía de la deflación crónica con sus audaces políticas “Abenomics”, reforzar el ejército y contrarrestar la creciente influencia de China, murió a los 67 años.

A Shinzo, su pueblo y el mundo, lo recordará como el primer ministro que apostó por reiniciar la economía de Japón. Su mayor paso lo dio en 2016, cuando aseguró los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Vestido como el ícono japonés Super Mario, Abe apareció durante la ceremonia de clausura de los Juegos de Río 2016, para presentar a Tokio como la siguiente ciudad anfitriona.

Pero el éxito de los tan esperados Juegos de Tokio finalmente se deshizo por la pandemia de Covid-19, que obligó a posponer la competencia hasta 2021. Abe declaró el estado de emergencia meses después de que se detectaran los primeros casos. Y con ello llegaron fuertes críticas a su gobierno por la baja tasa de pruebas por el virus.

Renunció en septiembre de 2020 sin lograr su objetivo de larga data de revisar la constitución o presidir los Juegos, que se habían pospuesto hasta 2021 debido a la pandemia.