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Crematorio… sin tregua

Marco Valdespino nunca había visto algo así.

Vive desde hace 40 años en la Colonia Palo Alto y fue por la emergencia sanitaria que detectó que el Crematorio Columbario de Cuajimalpa emana humo negro las 24 horas todos los días.

Antes de la pandemia, la actividad del crematorio había pasado inadvertida para los colonos.

El aumento de muertos por coronavirus en la Capital ha llevado a que los trabajadores de carrozas esperen formados para para entregar los cuerpos.

Incluso, la humareda tiznó las hojas de los árboles que rodean el crematorio, en calle Bosques de Alisos. El humo ha provocado, incluso, que los vecinos padezcan conjuntivitis.

«El sobreuso, saturación de las instalaciones del crematorio a mí en lo personal me produjo una conjuntivitis, a un vecino llamado Ricardo también tiene conjuntivitis (diagnosticada por un médico), son los que hemos presentado esos síntomas por el humo que despide el crematorio», narró.

David Chavarría tuvo que colocar jergas húmedas debajo de las puertas de su casa y cerrar ventanas debido al humo permanente y el hedor que desprende.

«Es olor es como de humanos, a unos cuantos metros está mi casa y ahí es donde llega el olor.

«El olor es demasiado penetrante, a carne y a productos químicos, es un olor muy, muy fuerte. Llega el momento en que no se soporta», recordó.

Víctor Hugo Ochoa es parte de la población de riesgo en esta pandemia. Tiene 60 años y padece diabetes.

En lugar de resguardarse en casa, traslada y manipula cadáveres por Covid-19 para la empresa Latinoamericana Recinto Funeral, que traslada cadáveres a este crematorio.

Cuantificó que ha trasladado 40 cuerpos en la contingencia sanitaria. Ha presenciado la saturación de cadáveres en nosocomios como el Hospital General o el siglo XXI.

El martes, junto con su compañero Marco Molina, entregó un cuerpo en el crematorio de Cuajimalpa y corroboró la sobre demanda de servicio que hay en el lugar.

«En los hospitales tenemos que esperar a ver qué cuerpo nos tenemos que llevar. Pero sí ha habido ocasiones en que nos preguntamos ‘¿cuál es?’. Cuando normalmente nosotros llegábamos había tres, cuatro (cadáveres), en estos casos (en la pandemia) sí hubo hasta más de 10, 15, 20 cadáveres», contó.

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